A veces, los novelistas tenemos brotes líricos. Son como un brote psicótico pero con un papel y un boli. La poesía tiene la facultad de resumir en unas líneas una historia completa. Y un poema es la forma urgente de escribir una novela.
Alguien me pidió una vez que publicase un poema y ahí va:
He perdido la guerra.
Porque las guerras de los libres empiezan perdidas.
Como el bebé que nace muerto.
He perdido la guerra
y sin embargo, me levanto cada mañana a librar la batalla,
con la espada y la pluma.
He perdido la guerra,
como se va perdiendo la vida,
y me resisto a perder también el alma.
Recibo más heridas que las que inflijo.
Lo sé. Y sigo peleando,
a cuerpo la mayoría de las veces.
He perdido
y no puedo pararme a llorar por los caídos
ni a lamerme las heridas.
Las guerras de los hombres son crueles,
silenciosas y largas como una vida entera
o miles de vidas.
Y me levanto y blando la espada a diestro y siniestro,
a sabiendas que nací perdiendo
y moriré perdida.
By María Arenas