¡Eureka! He encontrado la fórmula secreta de éxito. Pero no el éxito común, del que hay muchos, de ese éxito cotidiano, de los que tenemos todos. No. El ÉXITO con mayúsculas. Ese éxito súper extraordinario, del que tienen una sola de cada diez mil millones millones de personas.
He analizado un montón de variables, cientos: por extracción social, lugar de nacimiento, procedencia familiar, estudios académicos, edad, color de ojos… No importa nada de eso.
Tienen un unirse tres elementos: talento, ganas de aprender y sed.
El que tiene ÉXITO tiene talento. Parece algo obvio, pero no lo es. Sin talento, no hay barro para hacer cuencos.
Las ganas de aprender son imprescindibles. Hay por ahí millones de personas que tienen talento, pero no han aprendido a hacer nada, ni ganas.
Y las dos cosas anteriores no valen de nada si no se tiene sed. La sed que atrapa, que empuja, que arrolla. La sed es lo que da la fuerza para levantarse cuando se cae y mirar arriba con decisión.
Los ingredientes no se suplen entre sí. Tener mucho de uno no compensa tener poco de otro. Los tres ingredientes tienen que estar equilibrados y en grandes cantidades además.
El triángulo perfecto de los tres los poseen personas como Steve Jobs, Freddy Mercury, Amancio Ortega o Sito Miñanco. ¿En qué se parecen?
By María Arenas

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