«Es un síndrome en el que la gente es incapaz de internalizar sus logros. (…) A pesar de las pruebas externas de su competencia, aquellos con el síndrome permanecen convencidos de que son un fraude y no merecen el éxito que han conseguido. Las pruebas del éxito son rechazadas como pura suerte, coincidencia o como el resultado de hacer pensar a otros que son más inteligentes y competentes de lo que ellos creen ser.» Wikipedia
Recientemente, he descubierto este síndrome. Al analizar los motivos por los que he tardado tanto tiempo (¡siete años ya!) en terminar el primer borrador de una novela, me he autodefinido como padecedora del síndrome del impostor y ferviente procrastinadora.
¡En siete años debí haber escrito como tres novelas!
He tenido que asumir que para que la fruta madure hace falta tiempo y ha sido ahora cuando he podido superar ambos, no sin alguna recaída puntual.
¡Manos a la obra!
María Arenas.

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